No pretendo hablar demasiado, porque como decía Hermann Hesse en su novela El lobo estepario a Richard Wagner le persiguen sus extravagancias y notas sobrantes de sus melodías en forma de espectros en sombra que avanzan tras él durante toda la eternidad. No decir una palabra más para ser libre en la eternidad, y retirarse a las regiones inferiores que citaba Robert Walser, callar para ver y escuchar, viviendo más que los que hablan sin parar, sin prestar la atención que el mundo merece.
Citar me permite no ser yo quién hable, y quedarme solo en la eternidad, aparte ya
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